La conservación del jaguar en el país aún no está garantizada. En este sentido, más de 30 expertos mexicanos en el estudio de esta especie se reunieron en el X Simposio El Jaguar Mexicano en el Siglo XXI, que se celebró del 27 al 29 de noviembre y tuvo como sede el Club de Golf de Cuernavaca.
Gracias al trabajo colaborativo de los últimos 10 años, se realizó el Censo Nacional del Jaguar, el cual estableció que hay 4 mil en México, se determinaron las áreas prioritarias para la conservación y se trabajó en resolver el conflicto entre esta especie y el ganado.
Dentro de este esfuerzo, también ha sido posible generar una Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar, instrumento que incide en la política ambiental mexicana y que plantea acciones concretas a corto, mediano y largo plazo.
“Entre los principales logros a alcanzar a corto plazo, están la creación de un nuevo corredor biológico de más de 400 mil hectáreas en la Península de Yucatán y una reserva de la biosfera de 200 mil hectáreas en Jalisco; el desarrollo del Protocolo de Atención del Jaguar y Otros Felinos; el fortalecimiento del marco normativo para su protección; el desarrollo de una guía de impactos de carreteras en la fauna silvestre y su mitigación; y la creación de grupos de vigilantes ambientales comunitarios especialmente en áreas prioritarias de conservación, como la Península de Yucatán”, dijo Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM y coordinador del Programa Jaguar.
Heliot Zarza, investigador del mismo centro de la máxima casa de estudios del país, agregó que a la fecha se han elaborado cineminutos, publicaciones, videos y otros materiales de difusión y educación, incluyendo el programa La naturaleza en tu escuela, que imparte pláticas educativas sobre la especie en 53 escuelas (ciclo escolar 2015-2016).
Estas iniciativas, enfatizó, han sido posible gracias al financiamiento y apoyo de la Alianza WWF-Telcel, Telmex, la Comisión Nacional de Áreas Naturales y el Instituto de Ecología de la UNAM.
“Estamos en un momento crucial para salvar al jaguar, falta mucho trabajo por hacer, especialmente con las poblaciones humanas, quienes juegan un papel fundamental para garantizar la conservación de la especie”, precisó Ceballos. “Es importante trabajar en buscar soluciones que permitan disminuir los conflictos que surgen de la relación humano-jaguar, como la generación de instrumentos económicos que garanticen un aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y de las selvas por parte de los dueños de las tierras”.
A esta especie se le considera en peligro de extinción, y desde 1987 tiene una veda indefinida. A nivel internacional, la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo ubica en la categoría de bajo riesgo.
