Hay cientos de formas de evitar las enfermedades. Sin embargo, cuando la temporada de frío llega, a veces es inevitable que virus y/o bacterias invadan tu cuerpo. Cuando esto ocurre, tu deber es cuidarte para mejorarte pronto y hacer todo lo posible para no contagiar a los demás.
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Hogar, dulce hogar
Al permanecer dentro de tu hogar, no te expones a cambios bruscos de temperatura. Así el termómetro de tu cuerpo también se mantendrá estable con mayor facilidad. Además, en caso de presentarse temperatura, podrás permanecer descubierto sin que el aire frío haga contacto con tu cuerpo.
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Así que ¡Es una orden! ¡Enciérrate! En esta temporada de frío, si te enfermas quédate en casa y guarda reposo.
Al estar en tu hogar, además de cuidar tu salud, disminuyes las probabilidades de contagiar a otras personas. Pues el contacto con ellas o con algunos objetos es más que suficiente para que ellos contraigan la enfermedad.
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Aunque suene contradictorio, cuando no te encuentres en alguna habitación -y si el clima lo permite-, también es necesario dejar que éste “se limpie”. Cuando permaneces todo el tiempo en un cuarto, las bacterias permanecen allí, entrando y saliendo de tu organismo una y otra vez. Pero si abres las ventanas, el aire de la habitación circulara llevándoselas lejos.
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Otra de las ventajas de estar en casa es que puedes reposar y descansar el cuerpo. Aún cuando trabajes, en tu hogar tienes mayor acceso a lo que necesites y la posibilidad de permanecer en cama.
