Hace exactamente 91 años nació José Alfredo Jiménez, cantante y compositor mexicano, quien dejaría un enorme legado para nuestro país. La sencillez armónica, melódica y lírica de sus canciones lo impulsaron en su carrera desde la adolescencia.
Aunque no recibió una educación musical como tal, las letras de sus sencillos como “Un mundo raro”, “Que te vaya bonito” y “La media vuelta”, en conjunto con su potente voz lo llevaron a convertirse en un ídolo mexicano.
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Desde su fallecimiento a los 47 años de edad, diversas personalidades como Aida Cuevas, Luis Miguel e incluso Belinda han realizado tributos al cantautor interpretando algunos de sus huapangos, rancheras y corridos.
Sin embargo, fue apenas hasta este año que el escritor e investigador Leopoldo Barragán Maldonado tuvo un gran descubrimiento. De acuerdo con el estudioso, la música del gran José Alfredo tiene un uso que ayudará a miles de personas.
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Tus emociones y la música de José Alfredo
Recientemente Leopoldo Barragán publicó su libro “Entre dolores y remedios”, un tributo a José Alfredo. En dicha obra, el prólogo fue escrito por su hija, Paloma Jiménez Gálvez.
El investigador recopiló en el texto las experiencias de distintas personas con conflictos emocionales durante un año entero. En su trabajo incluyó el caso del mismísimo José Azanza Jiménez, sobrino del cantautor.
“El libro ya está a la venta en Colima y en Dolores Hidalgo; y el estudio arroja que las letras de José Alfredo Jiménez se pueden usar como terapia para controlar trastornos de carácter emocional”, indica Barragán.
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El libro de Barragán fue publicado por la Secretaría de Cultura del Estado de Colima con mil ejemplares, para iniciar. (Foto: queretaro.com)
“Parto desde el punto de vista de la filosofía, no refiero a ningún autor específico porque José Alfredo con su gran amplitud de horizontes no podemos encasillarlo en una sola escuela, sino que me apoyo en varios filósofos para deducir la aplicación de la lírica del guanajuatense como ayuda terapéutica”, mencionó Leopoldo al respecto.
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Claro que Paloma Jiménez, quién no pudo estar más de acuerdo en que la música de su padre funciona como terapia para las emociones, también realizó su declaración. En sus propias palabras, las letras de las canciones e su padre “alivian, consuelan, aportan bienestar y serenidad, mitigan de cierta manera la incertidumbre y la desesperanza; funcionan como antídotos, antibióticos, analgésicos y antidepresivos”.
