Nuestra salud es lo más importante y cuidar nuestra mente y cuerpo es una necesidad básica que debido a nuestras rutinas, solemos dejar de lado. Tener una vida llena de actividades, un trabajo de tiempo completo y muchos compromisos, no significa que debas aceptar esos kilitos de más que pueden poner en riesgo tu salud. Estar en forma no significa sacrificarnos, échale un vistazo a estos hábitos sencillos para bajar de peso sin estar a dieta.
Estar bajo dietas estrictas puede ser causante de ansiedad, y a menos que un médico o nutriólogo te lo indique, no debes de castigar tu cuerpo eliminando alimentos, todo depende de cuánto los consumes, a qué hora, con qué frecuencia y claro, tu actividad física.
Toma en cuenta los consejos que se adecúen a ti, pues como bien sabemos, cada organismo es diferente. Si sufres de sobrepeso y deseas cambiar radicalmente tu estilo de vida, lo mejor será acudir con un especialista.
Toma agua a lo largo del día
No olvides que nuestro cuerpo necesita hidratarse para que cada uno de nuestros órganos funcione como debe. Si sueles tomar refresco, jugos o bebidas con alto contenido calórico, procura sustituirlos por agua. Si no amas tomarla, puedes optar por tés naturales, o darle sabor al agua con limón, jengibre, menta o yerbabuena. Colócala en un termo grande y tenla a un lado tuyo, así no olvidarás tomarla.
Haz ejercicio al menos 30 minutos al día
No necesitas pagar por acudir a un gimnasio si no puedes hacerlo. En Internet existen cientos de alternativas gratuitas de instructores que brindan sus servicios sin ningún costo. Lo único que necesitas es disposición para mover tu cuerpo. Si lo prefieres, puedes tener una elíptica o una bicicleta en casa, quizá una caminadora; elige el que más te convenga de acuerdo a tu espacio, tus posibilidades y tu gusto. Son aparatos que toda la familia puede utilizar.
Olvídate de una rutina sedentaria
Utiliza las escaleras en lugar del elevador, caminar a tu trabajo o de regreso a tu casa aunque sea un tramo. Si trabajas más de ocho horas diarias sentado frente a la computadora, intenta darte espacios de cinco minutos para levantarte y activarte cada hora. Los fines de semana o en tus tiempos libres da paseos caminando, patinando o en bicicleta. Recuerda lo mucho que te gustaba jugar futbol o basquetbol cuando eras pequeño. Camina y piérdete en las calles de tu ciudad tal como haría un turista.
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Acompaña tus alimentos con verduras
Tu plato debe estar formado por un 50% de vegetales (crudos o cocinados al vapor), 25% de carbohidratos (alimentos integrales como arroz, pasta, una porción de pan o papa) y 25% de proteínas (carne, pescado, pollo o legumbres).
Utiliza un plato mediano
Te sugerimos utilizar un plato de dimensión mediana, pues está comprobado que al utilizar platos grandes, los solemos llenar y con eso, comemos más de lo necesario. Verás que quedarás satisfecho con la ración que te sirvas, aparte de evitar desperdicios.
Nunca comiences tu día en ayunas
Nuestro cuerpo necesita recargar calorías para poder funcionar, simplemente por esa razón es que no debemos de saltarnos la comida más importante del día. Seguramente al medio día un hambre brutal te atacará y optarás por un paquete de galletas.
Si no desayunamos o tenemos horarios muy diversos para alimentar a nuestro cuerpo, este podría asumir que debe reservar todo lo que pueda, pues tiene la incertidumbre de que no le brindaremos lo que necesita cuando lo necesita. Con esto, nuestro metabolismo se alenta y acumula calorías, lo que equivale a la gran posibilidad de aumentar de peso, problemas gástricos o arteriales.
Transpórtate en bicicleta
Si no vives muy lejos de tu trabajo, intenta optar por métodos de transportación que te ayudarán a mantenerte activo, por ejemplo la bicicleta o patines. Siempre utiliza casco y sigue las indicaciones de vialidad, pues en el caso particular de la Ciudad de México, sabemos que la cantidad de tráfico puede implicar un riesgo. Además, puedes optar por una mascarilla que atrapa la contaminación para no comprometer tu salud pulmonar. De esta manera, sentirás libertad para comer el postre que desees sin culpa alguna y mejorarás tu condición física.
Consume snacks saludables entre comidas
Pasar muchas horas sin darle a nuestro cuerpo ‘combustible’ no es una buena idea. Tampoco te proponemos comer a lo largo de todo el día lo que se te cruce en el camino. Debes idear bien en la lista del supermercado, además de considerar los menús completos, elige cuáles serán tus snacks. Lo más sano es optar por frutas y verduras, sobre todo estas últimas pues no contienen azúcar. Puedes comprar barras de amaranto sin azúcar, frutas deshidratadas, semillas, frutos secos, hummus, en fin… la idea es que aunque estés en la oficina siempre lleves contigo alternativas sanas.
Elige una actividad física que te guste
Cuando hacemos ejercicio es necesario que elijamos una actividad que disfrutemos, de lo contrario podría ser un poco difícil de cumplir con las rutinas. Descubre cuál es la actividad que más te guste, o bien, lo que tu cuerpo necesite. Puedes bailar, hacer yoga, pilates, cardio, box, natación, correr o seguir rutinas de entrenadores que te gusten en YouTube. Hay muchas opciones y elijas la que elijas, tu cuerpo se acostumbrará y amará estar movimiento.
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No cenes tarde
Será mejor que cenes al menos dos horas antes de irte a la cama para que tu cuerpo no se esfuerce en el proceso digestivo cuando estás acostado intentando conciliar el sueño. Además, procura cenar alimentos ligeros como sopas de verdura, yogurt griego, un sándwich ligero y evita las frutas con azúcar. Durante las noches, nuestro cuerpo no tolera de igual manera los carbohidratos y los azúcares, lo que provoca que sea más fácil acumular calorías en forma de grasa.
Duerme bien
Si dormimos menos de lo debido, tendremos más apetito. Además, la hora de irte a la cama también influye, cuanto más tarde nos vamos a dormir, mayores son las posibilidades de subir de peso, pues aumenta el apetito por los alimentos más calóricos y por los carbohidratos.
Las personas privadas de sueño pueden estar tan cansadas que no tienen energía para hacer ejercicio. La falta de sueño también altera el equilibrio de las hormonas clave que controlan el apetito. Dormir menos reduce la secreción de leptina, hormona que suprime el apetito y aumenta los niveles de grelina, una hormona que estimula el apetito.
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