La revolución de las máquinas dejó de ser ficción para convertirse en algo real: su protagonista es nada más y nada menos que Promobot, un robot que trabaja como guía de museos y atiende a clientes en supermercados de Rusia.
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La máquina se volvió famosa cuando escapó de sus creadores mientras estaban distraídos y desquició el tránsito de la ciudad de Perm. Al poco tiempo fue capturado y devuelto a sus dueños para seguir con sus labores.
Pero Promobot no aprendió la lección y volvió a hacer de las suyas, esta vez participando en una manifestación en Moscú. De acuerdo con las autoridades locales, el robot iba en medio de la multitud en apoyo al candidato al parlamento por el partido opositor a Putin, Valery Kalachev.
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La policía acudió al lugar donde se encontraba la manifestación al saber que el robot estaba realizando una serie de encuestas que pretendía vender al equipo de campaña de Kalachev, lo que es ilegal en Rusia y está penado con cárcel e incluso exilio. Los uniformados intentaron arrestar al androide, pero sus anchos brazos impidieron colocarle las esposas, de manera que el dueño sólo recibió una amonestación.
Promobot es considerado uno de los androides más autónomos que han sido creados, pues está diseñado para trabajar en áreas con alta concentración de personas a las que les ayuda con diversas tareas, en especial con cuestiones promocionales; es decir, funge como edecán de algún producto o servicio.
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Basta con encender el robot para que éste reconozca a las personas, les ofrezca promociones y les de asesoría sobre temas predeterminados. Sus objetivos son atraer clientes y aumentar su lealtad, automatizar el proceso de consulta y reducir los riesgos asociados con el factor humano.