Si alguna vez te ha pasado que no encuentras tu celular, ni en los bolsillos de tu ropa ni en tu bolsa o mochila, seguro has sentido angustia, preocupación, ansiedad y, lo peor, miedo de haberlo perdido para siempre.
En Holatelcel te presentamos, en GIFs, las reacciones que ocasionan esos momentos en los que tu teléfono no aparece. Chécalas y dinos si te identificas con alguna.
Todo va bien hasta que metes la mano al bolsillo, donde siempre llevas tu celular y… ¡no está!
Lo primero que pasa por tu mente es la idea de que lo perdiste. Entonces una sensación de impotencia se apodera de ti al pensar que jamás podrás recuperarlo.
Después del “shock” inicial, intentas calmarte. Respiras para pensar mejor y tratar de recordar dónde pudiste dejarlo.
Cuando recuperas el aliento, empiezas a buscarlo a tu alrededor.
Observas con cuidado cada lugar donde podría estar: arriba de los muebles, debajo de ellos, por los lados…
Mueves cosas y no te importa desordenar y dejar hecho un desastre todo, con tal de encontrar tu preciado smartphone.
Inspeccionas con ojo clínico cada lugar de tu casa u oficina. Quizá en la búsqueda incluso encuentres cosas que hacía tiempo estaban perdidas: el control de la tele, un viejo bolígrafo, un calcetín solitario…
Literalmente, llegas hasta los rincones más recónditos, ésos donde nunca te hubieras imaginado que acabarías buscando algo.
Luego de una exhaustiva e inútil búsqueda, la lucidez vuelve a tu mente y se te ocurre la genial idea de tomar el teléfono fijo (sí, el de tu casa, ése que hace años no usas) para marcarte al celular. ¡Ojalá no hayas activado el modo silencioso o se haya agotado la batería!
Si esto sucede cuando estás en compañía de tus amigos o hermanos, ya sabes lo bromistas que son y piensas que tal vez ellos pudieron esconderte el celular, para hacerte pasar un mal rato, así que les pides “amablemente” que te lo devuelvan, mientras ellos juran no saber dónde está.
Como no les crees, decides ser un poco menos amable…
Y pobre del que en ese momento se le ocurra hacer la genial pregunta: “¿Dónde lo perdiste?”, porque pagará caras las consecuencias.
Enfurecido como ya estás, vas corriendo al último lugar en el que estuviste con la esperanza de haberlo dejado ahí.
En el camino te encuentras a tu mamá, te calmas (porque con ella no puedes ponerte fúrico) y le cuentas lo sucedido para que te ayude a encontrarlo (ya sabes, ellas tienen el superpoder de encontrarlo todo). Pero tus esperanzas se esfuman cuando te dice que no sabe nada de tu teléfono.
¡Espera!, hay alguien más a quien recurrir: ¡Google! Así que vas y enciendes tu computadora para localizar tu smartphone, pero tras varios intentos, no puedes dar con él. Ahora sí, estás en problemas.
En ese momento piensas que es el fin del mundo y sientes una gran desesperación…
Luego pasas a la ira…
Después, al llanto…
Hasta que, finalmente, en un suspiro, llega la aceptación.
Tratas de consolarte a ti mismo al pensar “ni modo, mi celular ya estaba viejo, quizá esto sea un buen pretexto para comprarme uno nuevo”.
Mientras te mentalizas con la idea de la pérdida y piensas cuál es el nuevo smartphone que quieres comprar, te dejas caer en el sillón. De pronto, sientes algo en el bolsillo trasero de tu pantalón… ¡Sí, es tu teléfono!, y entonces se dibuja en tu cara una sonrisa de satisfacción, tranquilidad y paz, mientras sientes cómo el alma regresa a tu cuerpo y todo el estrés acumulado desaparece.
No importa si perdiste tu teléfono o no, si ya es momento de cambiarlo por uno nuevo, recuerda que con Telcel puedes elegir el que más te guste y adquirirlo a 6 o 12 meses sin intereses, con tu tarjeta de crédito Bancomer.