Podrán autistas reconocer emociones con Google Glass

Un equipo de investigación de la  Universidad de Stanford ha desarrollado un innovador software de reconocimiento facial que, mediante Google Glass, ayuda a los niños con autismo a desarrollar sus habilidades sociales.

Esto es posible gracias a un software de reconocimiento facial que se ejecuta en los lentes y con el cual los niños pueden identificar las expresiones faciales de quienes los rodean para así entender sus emociones.

Las personas autistas tienen dificultades para interactuar con familiares y otros niños de su edad, lo que busca revertirse con este experimento.

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El desarrollo del proyecto no ha sido fácil. En las primeras pruebas piloto que desarrolló la Universidad, el software funcionaba como una especie de asistente que enseñaba a relacionar las diferentes emociones.

Se determinó una lista de siete expresiones con imágenes específicas, a las que se les integraron audio y efectos que ayudan al reconocimiento.

Sin embargo, la última fase de la propuesta es ver cómo funciona este sistema en el mundo real. Para ello, los niños acuden a sesiones de 20 minutos en las que interactúan con su familia.

Cuando la cámara de las gafas con pantalla incorporada de Google detecta una emoción, el software muestra la palabra o el icono correspondiente a la expresión, también basándose en su comportamiento. Así, el niño con autismo puede desenvolverse y conectar emocionalmente con quienes le rodean.

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Todos los datos de cada sesión se registran en una app para Android, diseñada por el mismo equipo de investigadores.

Con ella se analiza lo que sucedió en la sesión. Además incluye un sistema de colores que también ayuda a los niños a entender la emoción que su familiar experimentó en la interacción.

Mediante un color, los papás van indicando las emociones que sintieron en ese momento. Estos análisis permiten medir el progreso de cada niño, pues cada paciente experimenta este problema en diferente grado.

El autismo puede detectarse en los primeros años de vida. Entre sus características está que los bebés pierden el contacto visual, parece que no escuchan y tienen algunas hipersensibilidades e incluso pueden tener rabietas muy intensas.

La idea es que este producto pueda estar en el mercado en unos pocos años; mientras  tanto, podemos seguir su desarrollo desde la página que ha creado Stanford.

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