La Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar (Panthera onca) es el resultado de la colaboración entre más de 40 expertos de universidades, organizaciones sociales, el gobierno federal y la iniciativa privada, reunidos en dos simposios anteriores de “El jaguar mexicano en el siglo XXI”.
Este esfuerzo de conservación ha sido posible gracias al financiamiento de la iniciativa privada y de organizaciones civiles, a través de Telmex y la Alianza WWF-Telcel, el gobierno federal, vía la Comisión Nacional de Áreas Naturales (CONANP), y la academia, a través del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM y coordinador de la Alianza para la Conservación del Jaguar, mencionó que la Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar puede convertirse en un modelo a seguir para la preservación de especies en peligro de extinción.
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Por otro lado, Heliot Zarza, también coordinador de la Alianza para la Conservación del Jaguar, explicó que la protección de esta especie requiere acciones conjuntas entre la academia, la iniciativa privada, la sociedad civil y el gobierno federal, que se traduzcan en estrategias sólidas, como la que actualmente se desarrolla, a partir de información científica consistente y de calidad.
La Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar en México cumple con esta necesidad y se convierte en el primer esfuerzo en Latinoamérica que propone acciones puntuales de conservación, concertadas entre los diferentes actores involucrados.
De llevarse a cabo, garantizaría la sobrevivencia de las poblaciones de esta especie a largo plazo. Esto posiciona a México como líder y lo coloca a la vanguardia en el desarrollo de estrategias de conservación de este felino.
La protección del jaguar asegura la conservación de miles de hectáreas de selvas y manglares, lo cual también beneficia a muchas otras especies de plantas y animales que requieren menor espacio para vivir.
Y es que su población se ha visto reducida en el continente americano, en los últimos 50 años, debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, y a su cacería y comercio ilegal.
En México se considera una especie en peligro de extinción y, desde 1987, su cacería está prohibida, ya que cuenta con una veda indefinida.
En este sentido, la Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar plantea cinco temas a desarrollar en los próximos cinco años:
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