Los Juegos Olímpicos no sólo se tratan de competir, sino de superarse a sí mismo y unir a los países. En cada edición de los juegos conocemos increíbles historias sobre el camino que los atletas recorren para poder estar ahí. En los Juegos de Invierno de PyeongChang 2018, Germán Madrazo se robó el corazón de todos en la competencia de esquí de fondo.
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Madrazo dio el ejemplo más increíble de esfuerzo y determinación. Sin importar que fuera en la posición 116, llegó a la meta lleno de orgullo con la bandera tricolor ondeando. El gran mérito es que apenas hace poco más de un año, Germán empezó a practicar esquí, a diferencia de los demás competidores que llevan toda una vida practicando.
El abanderado de la delegación mexicana en la apertura de los juegos iba sin parar sobre la nieve. Cuando ya le faltaba muy poco para llegar, recibió una bandera mexicana y comenzó a ondearla con una gran sonrisa en su rostro.
Cuando finalmente cruzó la línea de llegada, sus compañeros ya estaban esperándolo con los brazos abiertos. Entre ellos los representantes de Colombia, Brasil, Marruecos y el mismo Dario Cologna, el ganador suizo. Cologna terminó la carrera 26 minutos antes que nuestro representante. Después de finalizar los 15 kilómetros, Madrazo fue celebrado en los hombros de sus compañeros Tonga Pita Taufatofua, Samir Azzimani y Sebastián Uprimny. Mira aquí el tierno momento:
El momento conmovió a los medios internacionales y dijeron que era una muestra clara del verdadero significado de los Juegos. En palabras de Baron Pierre de Coubertin, el fundador moderno de los Juegos: “Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar sino formar parte; lo esencial en la vida no es conquistar sino dar una buena lucha”.
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