¿Qué tan fiel debe ser la historia de una película inspirada en hechos reales? y ¿hasta qué punto modificar la historia para crear un relato más atractivo o conmovedor? Estas son preguntas que se plantean constantemente los cineastas cuando se enfrentan a este tipo de obras que suelen generar polémica.
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Películas inspiradas en hechos reales: ¿es mejor la fidelidad histórica que la creatividad?
Cuando vemos una película basada en hechos reales, solemos pensar en lo interesante que es conocer una historia que realmente pasó, tal como ocurrió, aunque en ocasiones parezca difícil de creer. Si bien el proceso creativo de cada cineasta es diferente, la mayoría opta por uno de los siguientes dos caminos:
- Relatar la historia con el mayor apego posible a la verdad y respetando la memoria de los protagonistas y de las víctimas de los acontecimientos retratados.
- Echar mano de la ficción para hacer la historia más atractiva, espectacular o desgarradora, con el fin de mostrar un mensaje en específico.
Algunos ejemplos de películas basadas en hechos reales que han sido elogiadas por su rigor histórico son:
- La lista de Schindler (1993), de Steven Spielberg.
- El pianista (2002), de Roman Polanski.
- En primera plana (2015), de Tom McCarthy.
Por otro lado, se podría sostener que una película que se inspira libremente en hechos reales tiene la ventaja de que la ficción y la fantasía son divertidas e ilimitadas.
Así, se potencia el talento y la expresión de los cineastas, quienes pueden crear o modificar la historia a su antojo y a su gusto, garantizando el entretenimiento y la sorpresa del público, que no sabe lo que va a ver o que se deja llevar por lo que le muestran.
Algunos ejemplos de películas que han sido reconocidas por su creatividad dramática son:
- Titanic (1997), de James Cameron.
- Forrest Gump (1994), de Robert Zemeckis.
- Bastardos sin gloria (2009), de Quentin Tarantino.
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Lo más importante de las películas basadas en hechos reales
Sobre si una película basada en hechos reales debería ser más divertida, no hay una respuesta única, pues depende de la visión de cada director, así como del gusto del espectador.
Dicho esto, al final lo más importante es que las películas sean honestas con su propuesta y que generen reflexión sobre algún acontecimiento del pasado o de nuestra realidad.
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